Imitación de Cristo.
            [952]

 
   
 

     Obra de Tomás de Kempis, aunque la crítica puso en duda tal paternidad. Se atribuyó a Juan Gersen de Verceli, a Juan Gerson o a Gerardo Groot. Hoy parece que la autoría de Tomás de Kempis es segura. El libro está escrito desde la experiencia personal. Tal vez esa sea la clave de su éxito histórico en la Iglesia durante siglos: mas de 6.000 (sic) ediciones en 100 casi idiomas.

  

  Su nombre era Tomas Hemerquen, Nació en Kempen o Kempis en 1380. De buena formación entró en Agnetenberg, en la sociedad de Windesheim. Se dedicó en su convento a copiar códices y a escribir diversas obras en clave de la "devotio moderna" entonces vigente, forma ascética del primer renacimiento, intimis­ta, piadosa, subjetiva.
   Joven todavía se puso bajo la direc­ción del prior Florencio Radewijn y con 20 compañeros formaron el grupo inicial de los Hermanos regulares de la vida común. En 1399 se marchó al Monasterio agustino del monte de Santa Inés en Zwolle, diócesis de Utrech. En 1406 profesó. Los primeros años dejaron huellas profundas de amor a la oración.
   Fue ordenado sacerdote en 1413. Su vida transcurrió en los claustros como copista. En 1429 tuvo que marchar con toda la comunidad a Lunkense, al estar la diócesis de Utrech en entredicho por parte de Roma. Luego acompañó a su hermano de sangre Juan Kempis, entonces prior de Anmhein (Holanda) Al final regresó al monasterio de Santa Inés, donde falleció a los 92 años el 25 de julio de 1471.
    El "Kempis" está escrito en cuatro volúmenes o libros, de hechura un tanto diferente en estilo y en contenido. Y es que el autor trató de poner en sus páginas sus experiencias a lo largo de bastantes años, tal vez entre veinte y treinta, y lo hizo en sus ratos libres y sin prisa.
   La tradición dice que, al ver lo hermosas que le había salido el escrito, le pidió al Señor pasar él desconocido. Por eso sólo se publicó después de su muerte.
    El libro primero de la Imitación de Cristo se titula "Avisos provechosos para la vida espiritual". Recoge ideas sobre la lucha activa que exige la conversión y sobre los obstáculos que se presentan a quien desea hacerse santo. Habla con espíritu ascético de la "la sirena" de este mundo, o sea la atracción, el deseo de dar gusto al egoísmo y del afán de hono­res, riquezas y gozos sensuales. Es el retrato de lo que Tomás tuvo que sufrir hasta sus 30 años de luchas y peligros en los que triunfó.
   El libro segundo trata de "De la conversión interior". Fue escrito después de muchas tribulaciones y desengaños, especialmente en el orden afectivo. Parece que fue destituido como ecónomo del convento y despreciado por los amigos en los que confiaba. Descubre que la única amistad que no falla es la de Cristo. El es la solución para todas las pe­nas. Por eso habla con actitud cristiana de las tribulaciones y sufri­mien­tos.
   El tercero es "De la consolación interior". Lo escribe años después, ya maduro en la vida espiritual. A Cristo lo llama ya el Señor. Advierte por experiencia que  la santidad no depende de nuestro esfuerzo sino de la gracia de Dios. Ha crecido en humildad y exclama: "Cayeron los que eran como cedros del Líbano, y yo miserable  ¿qué podré esperar de mis solas fuerzas?" Por eso presenta la muerte como una liberación del alma para ir a una Patria feliz.
   El libro cuarto de la Imitación está dedicado a la Eucaristía. Lo tituló "Del Santísimo Sacramento". Es un tratado hermoso sobre el Santí­simo Sacra­mento.
   Muchos autores han pensado que To­más de Kempis recibió del cielo luces especiales para tal obra. De otra manera no se podría explicar el éxito mundial que este librito ha tenido por más de cinco siglos en todos los ámbitos.  (Ver Kempis. Tomás)